"El bloqueo como única bandera"

¿Qué hace el kirchnerismo cuando no está en el poder? Bloquear. Esa parece ser su única estrategia política. Ahora, con el llamado a sesiones extraordinarias, lo vuelven a demostrar. El gobierno busca debatir proyectos clave para el país, pero del otro lado solo hay trabas, excusas y maniobras dilatorias.

La jugada es clara: usar la falta de presupuesto 2025 como arma política. Un presupuesto que ellos mismos contribuyeron a complicar con sus negativas y bloqueos en su momento. Ahora señalan esa "falta" como un problema, cuando fue el kirchnerismo el que dejó una economía hecha pedazos, con números que no cerraban por ningún lado. Es una estrategia de desgaste, no para mejorar las cosas, sino para boicotear al gobierno de Milei.

Y no hablamos de proyectos menores. Entre las iniciativas que el gobierno busca tratar están la ley de ficha limpia, que impediría a condenados por corrupción ser candidatos; la eliminación de las PASO, una herramienta que quedó deslegitimada y es un gasto innecesario; y otras propuestas urgentes relacionadas con seguridad y justicia, como los juicios en ausencia para que casos de crímenes de lesa humanidad no queden impunes, la ley anti mafia para desarticular estructuras delictivas, y el régimen de reiterancia, que endurecería las penas a los delincuentes reincidentes. Son proyectos que buscan darle orden y justicia al país, pero del otro lado solo hay obstrucción.

Este tipo de actitudes no son nuevas. El kirchnerismo lleva años usando el Congreso como un campo de batalla, no como un espacio de construcción. Cuando gobernaban, cerraban filas para aprobar cualquier cosa, sin debate. Ahora, como oposición, boicotean todo. No hay término medio: su prioridad no es el país, es el poder.

¿Y quién paga los platos rotos? Vos, yo, todos. Mientras ellos juegan a la política chica, se pierden oportunidades de avanzar en leyes que podrían traer alivio y justicia a millones de argentinos. Argentina necesita acuerdos, no trabas. Pero para el kirchnerismo, el caos parece ser su mejor herramienta.

Si de verdad quieren ser una oposición responsable, deberían empezar por dialogar, por negociar, por pensar en el bien común. Pero no, prefieren seguir en su postura destructiva, como si el fracaso del gobierno significara su éxito. Lo único que logran es hundirnos a todos un poco más.

Es hora de que la política esté a la altura de las necesidades de la gente. Y si el kirchnerismo no quiere aportar, al menos que no se dedique a bloquear lo poco que todavía se puede construir. El país ya no soporta más estas mezquindades.